Perdido en el calendario, de bufandas y gallumbos, Fortileche para todos y montando el cristo en San Cristóbal
La verdad tiene muchas caras, pero la que tiene la cara más dura es esta:
El miércoles 11 de noviembre, después de un viaje interminable de doce horas para llegar primero a la frontera entre Guatemala y México y luego a San Cristóbal vía Comitán, aparezco en la estación de autobuses en bañador. Estaba lloviznando y hacía frío, la gente iba por la calle con abrigos, guantes y bufanda. Llegué caminando a mi añorada posada Ganesha, donde me quedé la otra vez en San Cristóbal, a penas diez días atrás.
Trabajando en Ganesha
Estaba cansado del viaje por lo que fui a comprar algo al súper para cocinar, cenar algo y retirarme.
Al día siguiente me levanté temprano, pero descansado y después de desayunar me puse con el blog, que lo llevaba muy retrasado, como habréis podido comprobar estos días. Fui a comer con Belina, la propietaria del Ganesha, Ruth, una amiga suya de Tuxtla y la madre de Belina a un chino cercano en el que se juntaban todas las corrientes de aire de Chiapas que tenían una temperatura inferior a 5 ºC.
Belina, su madre y Ruth
En el chino
Chino-mex
Por la noche salí de fiesta con la bella Belina y la evanescente Evangelina, famosa por su flauta. También se vinieron los compañeros de casa de Eva, tras estar visionando en su casa un corto que habían hecho sobre las virtudes de Fortileche, la leche suplementada que todo el mundo debería tomar. Las fotos lo dicen todo.
La noche se mueve
Fortileche, indispensable para aguantar una noche como la que vivimos
Empieza la fiesta en el 12 pesos (a ver si adivináis cuánto valía la cerveza en el 12 pesos)
Sigue la fiesta
Liándola en el Pura Vida
Correcto
A pares
Consecuencias del excesivo consumo de alcohol y, probablemente, deficiente de Fortileche
Reminiscencias flautiles (la flauta de Eva sigue en venta)
Lingüismo
Lenguaraz
Dale
Más
Mi estilo inconfundible (para la Heldra)
Corrección
El culo es mío
En efecto
Cariacontecidos
Dj mongol
Despedida y cierre
Una de las cosas que más me llamó la atención de la incomparable ciudad de San Cristóbal es el barrio donde todas las calles tienen nombre de fecha (imagino que de acontecimientos importantes para la ciudad, el estado y el país). Imaginaos al principio el desmadre que supone esto, cuando uno no conoce la ciudad y se orienta por el nombre de las calles. ¿Era en la 12 de octubre con la 5 de mayo, o la 28 de agosto con la 1 de marzo? En fin, hago desde aquí un humilde llamamiento a los nombradores profesionales de calles para que se lo curren un poquito más.
Al día siguiente por la tarde tenía el bus que me llevaría hasta la campechana ciudad de Campeche, pero eso ya es otra historia...