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sábado, 24 de enero de 2009

El sistema planetario de Connaught Place y la psicodhelia india

Con la perspectiva de llevar ya algún tiempo en India, recuerdo los primeros días en Delhi y las primeras impresiones que me suscitaron sus impactantes escenarios.
No puedo olvidar el casual encuentro con Pablo, viajero argentino en busca, como imagino que todos los que por aquí erramos, no ya de conocimiento, pero sí de algunas pistas que nos ayuden a entender el mundo o al menos que nos muestren cómo es (y no tanto el mundo el mundo como a nosotros mismos en relación a él, que no olvidemos que también somos mundo). Pablo llevaba ya casi un mes por India y estaba armado de ese escepticismo que imagino es indispensable para sobrevivir en un entorno como este. Curtido ya por las mil batallas diarias que se presentan en innumerables frentes, su actitud resuelta no dejaba lugar a la incertidumbre que a cada paso te asalta en este tortuoso camino.
Especialmente recuerdo nuestros concéntricos paseos por la umbilical plaza de Connaught Place, origen y final de cualquier recorrido délhico. Hastiados por el caótico ir y venir de personas, vehículos y ruido, Connaught Place nos ofrecía un escenario ‘seguro’ que se podía alargar a voluntad hasta que la ruleta dejara de rodar. Mientras caminábamos de esea curiosa forma circular, temas de toda índole surgían y una especial lucidez acompañaba esas orbitales reflexiones. Temas de filosofía, sociología, historia, política, religión, etc., acompañaron nuestra errática órbita alrededor del agujero negro de Connaught Place, que tarde o temprano acabará por engullir la ciudad de Delhi y, probablemente, toda la India.
Cuando concluían las conversaciones, nos dirigíamos de regreso hacia nuestro caótico barrio de Pahar Ganj, cercano a la estación de ferrocarril de New Delhi.
Cuando uno ve por primera vez New Delhi se pregunta inmediatamente: dios mío, cómo será Old Delhi. Como dice Manolo por boca de Pepe Carvalho refiriéndose a una zona de mercados de Old Delhi ‘el olor a mierda, muerte, hierbas aromáticas y especias emanaba como una nube sobre cualquier recorrido entre bazares y cafés donde aparecían como muestrarios, aparentemente desorganizados, de cosas y seres humanos’. Nada que añadir, Manolo dixit, causa finita.
Tras el impacto que supone ver cómo es Delhi por primera vez, empiezo a ver claro el origen etimológico de la palabra psicodhelia.

Namaste

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